domingo, 1 de marzo de 2009

Declaración de Intenciones

La narración escrita más antigua que se conoce está recogida en doce tablillas de escritura cuneiforme, es de origen sumerio; un relato de las aventuras del quinto rey de Uruk del año 2650 a.C. llamado Gilgamesh.
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Personalmente no tenía conocimiento de su exisitencia hasta que me topé con una porción de su Epopeya que llamó poderosamente mi atención:
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Lo que buscas, nunca lo hallarás.
Porque, cuando los dioses hicieron al hombre,
guardaron para sí la inmortalidad.
Llena la panza.
Retoza de sol a sol.
Llena tu días de alegría.
Quiere al niño que coge tu mano.
Haz feliz a tu esposa entre tus brazos.
Porque solo esas cosas incumben al hombre.
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Es, como poco, interesante constatar que hace cuatro mil años la vida ya se regía por una desesperada búsqueda del sentido de la existencia humana y, ya que la inmortalidad se nos escapa por definición, acudimos torpemente, tal como entonces, al encuentro de la felicidad, más esquiva cuanto más deseada, pero la realidad nos abruma, nos aprieta, nos ahoga, y con su lento avance nos hace partícipes de responsabilidades cuya atención nos exprime las fuerzas que podríamos utilizar en cometidos "más nobles al espíritu".
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No fue hasta que oí el deseo de un padre para con su hija que volví a pensar en ello: "Si te sirve de algo, nunca es demasiado tarde o, en mi caso, demasiado pronto para ser quien quieras ser. No hay límite en el tiempo; empieza cuando quieras. Puedes cambiar o no hacerlo, no hay normas al respecto. De todo podemos sacar una lectura positiva o negativa, espero que tú saques la positiva. Espero que veas cosas que te sorprendan, espero que sientas cosas que nunca hayas sentido, espero que conozcas a personas con otro punto de vista, espero que vivas una vida de la que te sientas orgullosa... y si ves que no es así, espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo".
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Mi vida era tan normal como cualquier otra y, como cualquier otro, llegué a pensar que ya nunca haría nada intrépido que me hiciera sentir vivo, que las obligaciones de la vida real realmente me tenían atrapado. Hasta que encontré la forma de casi "empezar de nuevo" para conocer personas con otro punto de vista, sentir cosas que nunca había sentido, ver cosas sorprendentes y empezar a vivir siempre en positivo.
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Es por este motivo por el que creé este rincón en la red, para dar a conocer las magnificas oportunidades que Exploramás puede ofrecer a todo aquel que se sienta con la fortaleza de emprender una aventura que lo aleje lo justo de su vida cotidiana para poder volver a ella con el espíritu renovado sintiéndose orgulloso de sí mismo y de sus logros.
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Por ello, "descenso de cañon", "escalada", "senderismo", "espeleología" son sencillamente sinónimos de un grito persistente: ¡vive! ¡vive! ¡vive! ¡vive!
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Y ¿a quién no le gusta vivir?